TERRITORIO AUTÓNOMO DE LA DIGNIDAD




Sobre las ruinas de la antigua plaza italia un nuevo territorio se organiza.

En el pasado este lugar fue el nodo de conexión metropolitana, centro estratégico de la distribución territorial del capital. Infraestructura central del ordenamiento de los flujos de la mercancías. Espacio jerarquizado a partir de una rotonda-centro, símbolo urbano del avance de la modernidad y sus lógicas de organización eficiente y autorregulación controlada del territorio.


Sobre la vereda sur: los accesos principales al metro, orgullo infraestructural del experimento neoliberal. Hacia el oriente: la torre telefónica manejaba los flujos de la información y homenajea el consumismo de la caducidad programada.

Entre las ruinas de un proyecto totalizador se reunía el pueblo a luchar por sus derechos, contra ese poder que se había vuelto arquitectura, espacio y ambiente. Contra ese poder que organizaba nuestros movimientos, nuestros comportamientos y nuestros deseos.

Sobre las ruinas de la plaza italia, se levanta hoy el Territorio Autónomo de la Dignidad.

Esta no-ciudad dentro de la ciudad, se levanta entre y con los escombros de la ciudad vieja. Con sus baldosas y sus muebles levantamos barricadas, con sus fachadas armamos campos contra los vehículos blindados, en sus parques hacemos crecer bosques de marihuana, sus avenidas se vuelven laberintos de buses quemados, sus puentes se vuelven campamentos de deudores del neoliberalismo expiados de sus culpas.

El territorio se define por una serie de umbrales ritualístico de acceso. Sobre la Alameda, la primera línea le da forma a un borde flexible y móvil... de avance y retroceso, como frontera-no frontera, como espacio liminal. Un montxn de kabrxs encapuchadxs, tomadxs por fuerza kona, ni hombres ni mujeres, desmontan la idea de un cuerpo combatiente eterno, triunfante y masculino. Aprendiendo de la autodefensa feminista, de naruto y la resistencia mapuche, refundan el uso de la contraviolencia como potencia de cuidado.

¡Jokers, flaites, kapuxas de la plaza, la TAD lxs recibe, la puebla lxs abraza!

En los alrededores de la Plaza Dignidad, el pueblo lleva días y días de ocupación y reocupación del territorio. Con bordes móviles, que avanzan y retroceden. Con masas de cuerpos que ocupan, que a veces marchan, con barricadas, primeras líneas, fogatas, acampes, batucadas, proyecciones. La Plaza de la Dignidad y sus alrededores configuran un territorio autónomo, en permanente disputa contra el estado y sus aparatos represivos, y contra el capital y sus medios de comunicación y agresión.














































“La sensación de vivir en un campo de concentración planetario tiene su máxima realidad en la metrópoli. Ante una devastación total de las formas-de-vida, el eco no deja de resonar en nuestro interior: ¿a dónde huir? Habitar plenamente, arrancar territorios a la gestión mundial capitalista, construir comunas son los gestos revolucionarios de quien ha dejado de esperar, de quien no cree en las ‘soluciones’ del urbanismo y otras ciencias de gobierno, porque sabe que la generación de mundos no es un problema, sino una necesidad vital que se asume o se delega al opresor. Constituirnos en fuerza histórica autónoma va de la mano de la destitución del estado de cosas presente, y viceversa.” CN







El ministerio sin ministrx de la memoria y la venganza da por inaugurado el Osario de la vieja patria, donde todos los días se festeja todo lo que no somos y todo lo que no queremos ser.

Baquedanos, Balmacedas, guanacos y sus mártires son expuestos en toda su decadencia. Un museo donde le puedas arrojar piedras a las exposiciones, donde los curadores autoconvocados seleccionen las obras en el riguroso acto de arrancarlas de sus dominios y amontonarlos en una pila de escombros.

30 columnas dibujan el recinto .

29 incendiadas, una por cada vez que ardió la metrópoli criolla.

Una restante, para que sepan que ante cualquier ofensa, el fuego sigue atento.



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Sobre la entrada del ex Parque Bustamante, se levanta un jardín nativo de romero, maiten marihuana, pehuen, canelos y quillay. Umbral de limpieza y desidentificación nacional, abandono de la identidad ciudadana, de las fronteras antropocéntricas y la noción del uno. Rito tecno chamánico para ser otrx, plantas y hongos mágicos asisten al viajerx para volverse habitante de la presencia, lo humano pierde sus fronteras y en una horizontalidad pachamamica deviene árbol, piedra, mujer, fiesta.

Interrumpiendo el descenso por la providencia, los restos desarmados de los antiguos tajamares improvisan un acceso genital que deviene rito de expiación eclesiástica entre los los restos de la Parroquia Santos Angeles Custodios. Liberadx de lxs antiguxs diosxs y creencias, se da acceso al Osario de la vieja patria, donde todos los días se festeja todo lo que no somos y todo lo que no queremos ser. Baquedanos, Balmacedas, guanacos y sus mártires son expuestos en toda su decadencia. Un museo donde se arrojan piedras a las exposiciones, donde los curadores autoconvocados seleccionen las obras en el riguroso acto de arrancarlas de sus dominios y amontonarlos en una pila de escombros. 30 columnas dibujan el recinto. 29 incendiadas, una por cada vez que ardió la metrópoli criolla. Una restante, para que sepan que ante cualquier ofensa, el fuego sigue atento.

Sobre la triple quema de los edificios de la Universidad Pedro de Valdivia se levanta el Umbral Sur. Las ruinas de la fachada de la embajada argentina se desparraman sobre Vicuña Mackena, y abren paso a un rito de pérdida de la nacionalidad, la cara, el nombre y la identidad. Los documentos de identificación se queman, la última foto de reconocimiento facial es celebrada como una limpieza, y una capucha deviene en anónimo colectivo a quien se adentra.

El puente Pío Nono y el Parque Forestal serán ocupado por un extenso campamento de deudores del capital. En homenaje a los campamentos de los deudores habitacionales del 2009 que ocuparon el cauce del río, ahora cientos de carpas se multiplican para alojar a los desamparados, a los sin casa, a los deudores de los créditos de consumo, a los estafados por el cae, a los jubilados que le deben a las farmacias coludidas, a los endeudados por que sus tratamientos de salud no estaban incluidos en la cobertura, a los que odian las tarjetas falabella, ripley, lider, los que no quieren juntar más millas de lan ni kilómetros de copec. A los que ya no pueden pagar la tarjeta de crédito del banco. Todos, expiados de sus culpas, a través de la quema comunitaria de las tarjetas plásticas y los pagarés, de los contratos llenos de letras chicas, de las infinitas listas de dicom que se vuelven polvo.