“Un rostro es algo muy singular: sistema pared blanca-agujero negro. Ancho rostro de mejillas blancas, rostro de tiza perforado por unos ojos con ahujero negro. Cabeza de clown, clown blanco, pierrot lunar, ágel de la murete, santo sudario. El rostro no es una envoltura exterior al que habla, piensa o percibe. En el lenguaje, la forma significante, sus propias unidades quedarían indeterminadas si el eventual oyente no guiase sus opciones por el rostro del que habla (’vaya, parece enfadado...’, ‘no ha podido decir eso...’, ‘mírame a la cara cuando te hablo...’, ‘mírame bien...’). Un niño, una mujer, una madre de familia, un hombre, un padre, un jefe, un profesor, un policiía, no hablan una lengua en general, hablan una lengua cuyos rasgos significantes se ajustan a los rasgos de rostridad específicos...” GD y FG
No son sólo los rostros, son las cabezas también y con ellas los cuerpos y sus kilos de carne en descomposición.
Desde octubre, un montón de gente puso el cuerpo antes que todo. Llevo su cuerpo a la plaza, y lo puso a disposición.
Poner el cuerpo antes que las palabras, antes que la voz, antes que el pensamiento, antes que las ideas. Exponer al cuerpo, compartirlo, volver se parte de un cuerpo otro, colectivo, desconocido, divergente, subversivo, que no te pertenece, que no controlás. Ser otro, es es la plaza.
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Filmación, sábado final de madrugada, con la colaboración estelar de Bruno Salas.
Video en proceso de edición. Lanzamiento próximo.
“Rostro, ¡Qué horror!, por naturaleza paisaje lunar, con sus poros, sus planicies, sus palideces, sus brillos, sus blancuras y sus agujeros: no hace falta tomar de él un primer plano para ahcerlo inhumano, pues por naturaleza es primer plano, y por naturaleza inhumano, monstruoso capirote. Forzonsamente, puesto que es producido por una máquina y por las exigencias de un aparato de poder especial que la desencadena, que lleva la desterritorialización al absoluto, pero manteniéndolo negativo. Pero caíamos en la nostalgia del retorno o de la regresión cuando oponíamos la cabeza humana, espiritual y primitiva, al rostro humano.En verdad, sólo hay inhumanidades, el hombre sólo está hecho de inhumanidades, pero muy diferentes, y según naturalezas y a velocidades muy diferentes. La inhumanidad primitiva, la del pre-rostro, es toda la polivocidad de una semiótica que hace que la cabeza pertenezca al cuerpo, a un cuerpo ya relativamente desterritorializado, en conexión con devenires espirituales-animales.” GD y FG